domingo, 29 de agosto de 2010

Las personas hostiles y competitivas tienen mayor riesgo cardíaco

Las personas hostiles, podrían estar pagando un precio en términos de la salud cardiaca, según encuentra un estudio reciente.

Estos tipos de personas presentan un engrosamiento en las paredes de las arterias, relacionado con un aumento de hasta un 40 por ciento en el riesgo de que la arteria se estreche. Y eso podría aumentar su riesgo de enfermedad cardiovascular, ataque cardiaco y accidente cerebrovasculares. El informe aparece en la edición en línea del 16 de agosto de la revista Hypertension.



"Con frecuencia, el público se preocupa sobre el estrés, pero a veces es la forma en que nuestras personalidades interactúan con el estrés lo que puede tener un efecto nocivo sobre la salud", anotó el Dr. Ralph Sacco, presidente de la American Heart Association y catedrático de neurología de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami.

"El conocimiento es el primer paso en la modificación de la conducta", añadió. "Si sabemos cosas sobre el estrés y el antagonismo, tal vez ayude a las personas a cambiar su conducta, si saben que se relaciona con el riesgo vascular".

Para el estudio, un equipo de investigadores liderado por Angelina Sutin, becaria postdoctoral del Instituto Nacional del Envejecimiento de los EE. UU., recolectó datos sobre más de 5,600 personas en cuatro pueblos de Cerdeña (Italia).

Los investigadores encontraron que los que tenían puntuaciones altas en rasgos de antagonismo presentaban un mayor engrosamiento de las arterias del cuello (las carótidas), en comparación con la gente más complaciente. El grosor de las paredes de la arteria carótida es un factor de riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular, señalaron los investigadores.

Después de tres años, las personas que puntuaron más alto en antagonismo o bajo en complacencia, sobre todo las que eran manipuladoras o se enfadaban con rapidez, siguieron mostrando engrosamiento de las paredes arteriales. Esos rasgos también predecían un mayor engrosamiento arterial. Las personas que puntuaron en el diez por ciento más bajo de complacencia y tenían los niveles más altos de antagonismo tenían un aumento de 40 por ciento en el riesgo de paredes arteriales gruesas, añaden.

En un comunicado de prensa de la revista, Sutin dijo que "las personas que tienden a ser competitivas y a estar dispuestas a luchar por sus intereses propios tienen paredes arteriales más gruesas, un factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular".

"Las personas complacientes tienden a ser confiadas, directas y a mostrar preocupación por los demás, mientras que las que puntúan alto en antagonismo tienden a ser desconfiadas, escépticas y, en el extremo, cínicas, manipuladoras, egocéntricas, arrogantes y a mostrar enojo con rapidez", añadió.

En general, los hombres mostraban un mayor engrosamiento de las paredes arteriales que las mujeres. Pero entre las mujeres que eran antagónicas, el riesgo pronto igualaba al de los hombres. "Mientras que las mujeres con rasgos de complacencia tenían paredes arteriales mucho más delgadas que los hombres con los mismos rasgos, el antagonismo tuvo una asociación mucho más firme con el grosor arterial en las mujeres", aseguró Sutin.

Por lo general, el engrosamiento de las paredes arteriales es señal de edad. Sin embargo, las personas jóvenes con rasgos de antagonismo ya presentaban engrosamiento de la pared arterial, añadió.

Los hallazgos, que concuerdan con investigaciones en regiones más urbanas, podrían aplicar a otras personas por el mundo, ya sea que vivan en pueblos pequeños o áreas cosmopolitas, afirmó Sutin.

Las personas iracundas tienden a ser menos saludables, señaló. "El creciente campo de la psicoinmunología revela las múltiples y potentes vías mediante las cuales nuestro estado emocional influye sobre los niveles de hormonas y neurotransmisores, lo que a su vez influye en el funcionamiento de nuestros sistemas inmunitarios y nerviosos, y quizás todo lo demás", comentó Katz.

El efecto independiente de la ira crónica parecía ser igual de potente que el de otros factores de riesgo claves, como la hipertensión, aunque este estudio era de asociación, y no de causa y efecto, anotó Katz.

"Tenemos muchos motivos para concluir que la ira crónica es mala para nosotros", enfatizó. "Ahora el desafío es, en un mundo con tantas irritaciones y factores estresantes, cómo deshacernos de la ira y la hostilidad crónicas. Parece muy claro que, si enfrentamos este desafío, habrán muchos beneficios para las arterias carótidas de la gente y la sociedad".

Fuente

sábado, 7 de agosto de 2010

¿Creer o no creer?, ésa es la cuestión

¿Son las creencias y supersticiones un aspecto inevitable de la naturaleza humana?

En una sociedad fundamentada en la ciencia y la tecnología, la superstición sigue gozando de una salud de hierro. La tendencia a creer en lo sobrenatural es común en el hombre moderno. Por ejemplo, nueve de cada diez personas han notado alguna vez, en algún lugar a sus espaldas, que alguien que no veían les estaba mirando. Así lo asegura Bruce Hood, director del Bristol Cognitive Development Centre (Reino Unido), en su libro SuperSense (HarperCollins, 2007). Por muy irracional e infundada que sea esta sensación, parece estar del todo generalizada.



Hace unos años, Hood realizó un experimento con 200 estudiantes de su clase. Les pasó un cuestionario en el que les preguntaba: "¿Crees que puedes notar cuando alguien te mira por detrás?". El 90% de los estudiantes, todos ellos universitarios y expertos en temas científicos, contestó que sí. En este caso, la percepción equivocada se fundamenta en una idea falsa sobre cómo funciona la vista. Esta concepción errónea y común se combina con una experiencia típica: en circunstancias sociales en las cuales una persona se siente incómoda, esa persona puede pensar que alguien la está mirando, girarse y encontrar que, efectivamente, hay alguien aguardando. La mente se olvida fácilmente de todas las veces en las cuales uno se gira y nadie está allí observando y, gracias a esta memoria selectiva, la ilusión se acaba de consolidar. Por eso, tendemos a creer que si alguien nos observa desde detrás nos daremos cuenta de ello. Pero es absolutamente falso.

Convicciones ilusorias como la que acabamos de explicar son frecuentes, según Hood. El cerebro humano ha evolucionado para reconocer patrones, buscar estructura y orden incluso allá donde todo parece azaroso. Si se tira un puñado de granos de café sobre la mesa, por ejemplo, el sistema perceptivo automáticamente los agrupa en un patrón. El caso es que la mente humana no acaba de aceptar que pueda haber sucesos del todo casuales. Pero, además de detectar patrones, los humanos también intentan inferir los mecanismos que los provocan. Esto hace que se llegue a ideas erróneas sobre lo que ha generado el patrón.

Según Hood, las creencias irracionales son la derivación natural de este irreprimible instinto humano hacia la búsqueda de patrones y explicaciones. Para demostrarlo, el investigador cita el caso de su suegro, un neurocirujano muy acostumbrado a ver cómo los daños cerebrales generan alucinaciones. Seis semanas tras la muerte de su mujer, el médico les aseguró a sus familiares que acababa de ver a su mujer en el borde de su cama, aún siendo un ateo convencido. No se trata de un caso aislado. Hood asegura que el 50 % de los cónyuges de personas que han fallecido hace poco están totalmente convencidos de que sienten la presencia de la persona amada que se ha ido. En esencia, según Hood, las creencias son inevitables. Al contrario, lo verdaderamente antinatural es "no creer". Por ejemplo, es necesario un gran esfuerzo para que los niños entiendan la idea de la muerte. Hood cita experimentos con marionetas, en los cuales se les dice a un grupo de niños: "Imaginad que un cocodrilo se come a un ratón". Se les enseña las marionetas del cocodrilo y del ratón, se representa la acción, y luego se les pregunta: "¿Creéis que el ratón necesita comer?" y dicen: "No, no necesita comer, pero se siente solo, está solo ahí dentro del cocodrilo". Entienden algunos aspectos del fin de la existencia, pero la noción de que la mente deja de existir les resulta un concepto muy difícil. Por eso la vida después de la muerte, la idea de que existe algo cuando morimos, resulta completamente coherente y verosímil. Casi imprescindible.



Sin embargo, no es necesario plantearse las grandes preguntas existenciales para encontrar creencias irracionales. Por ejemplo, el tenista John McEnroe evitaba a toda costa pisar la línea blanca, sin ninguna razón consistente. Por otro lado, el futbolista David Beckham, cuando va a una nevera, se asegura de que las latas estén siempre en parejas. Hood no menosprecia estas formas de creencias, en apariencia, ridículas. El investigador cita un artículo publicado en la revista Science que demostraba que, si se pone a las personas en una situación estresante, empezarán a ser más supersticiosas. La explicación es otra vez la incapacidad humana de encararse a la aleatoriedad. Si se pone a alguien en una situación en la que no pueda predecir qué pasará, necesitará crearse un fetiche de seguridad. Es la llamada "ilusión de control".

Sam Harris, licenciado en filosofía y doctor en neurociencias por la Universidad de California, en Los Ángeles (EE. UU.), además de autor del bestseller El fin de la fe, discrepa radicalmente de este punto de vista. Según Harris, las creencias no perviven porque sirvan de algo, sino porque nuestra cultura les ha reservado un estatus especial, que las exime de recibir todas las críticas que recibiría cualquier otra afirmación. El Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas, que clasifica las naciones en función de la calidad de vida, junto a otras variables relevantes —el alfabetismo, las tasas de homicidios, la renta per cápita etc.— sugiere que justamente las sociedades menos religiosas (Europa Occidental, Japón, Australia, Canadá...) puntúan mejor que el resto de países, mientras que las peores son teocracias sin excepción. Según Harris, la idea de que la religión es útil esconde el dogma que afirma que sin religión no hay moralidad, cosa que no es cierta, como demuestran las normas de convivencia que rigen la vida de otros animales sociales. En este sentido, Harris propone un proyecto alternativo. La idea es que hay que liberar a la ética de las invenciones de la fe y anclarla en la sólida base de la ciencia. Su propuesta consiste en desarrollar una "ciencia de la felicidad" que nos diga cómo comportarnos no en base a los dictámenes de antiguos libros sagrados, sino en la de sólidos conocimientos.

En todo caso parece claro que nacemos con un cerebro preparado para darle sentido al mundo, aunque sea a través de explicaciones que van más allá de lo racional y de lo natural. Esta característica nos permite adaptarnos y sobrevivir, pero también ver donde no hay.

En una encuesta realizada en 2005 con 1.000 adultos estadounidenses, se constató que el 73% de éstos afirmaba creer en, al menos, un fenómeno sobrenatural. En percepciones extrasensoriales creía el 41%. En casas encantadas, el 37%. En fantasmas, el 32%. En telepatía, el 31%. En la clarividencia, el 26%. En la posibilidad de comunicarse con los muertos, el 21%. Etc.

¿De dónde proceden todas estas creencias? Según Hood, muchas de ellas tienen su origen en la forma en que los niños piensan, de forma espontánea, el mundo.

El psicólogo argumenta que los niños generan el conocimiento a través del razonamiento intuitivo, un proceso que produce tanto creencias naturales como sobrenaturales. Con la educación científica se aprende que las creencias sobrenaturales son irracionales, pero dado que éstas operan en un nivel intuitivo, en realidad son muy resistentes a la razón y pueden permanecer “dormidas” incluso en las mentes de los adultos más racionales. Según el científico: “estamos pre-equipados con un diseño mental que crea un “supersentido” destinado a dar forma a nuestras intuiciones y supersticiones y que resulta esencial para nuestra manera de aprender a comprender el mundo”. Por eso, afirma, es muy probable que no seamos capaces de eliminar del todo las creencias sobrenaturales o las actitudes supersiticiosas que las acompañan. Además, estas creencias podrían servir para desarrollar los lazos de los grupos sociales, a pesar de que algunas de ellas persigan o marginen a los que no las comparten.

Por ejemplo, llevar objetos especiales o poner una vela encendida cuando alguien va a hacer un examen son actividades muy corrientes que demuestran que todo el mundo es susceptible a las creencias sobrenaturales, señala Hood. Por otro lado, estas creencias se apoyan en experiencias personales de lo sobrenatural en las que tenemos bastante fe. Así, si una vez hemos intuido que alguien va a llamar por teléfono y luego el teléfono suena y es esa persona, ya tendemos a pensar que esta casualidad no es fruto sólo del azar. Asimismo se produce lo que se denomina el “prejuicio confirmatorio”: una vez que creemos algo encontramos cada vez más evidencias de que eso en lo que creemos es cierto. El prejuicio confirmativo es de hecho un fenómeno psicológico bien fundamentado, que consiste en que recordamos y notamos hechos que confirman nuestras creencias y olvidamos aquéllos que las desafían.

Fuente

El perro... un lobo domesticado

¿Por qué este animal?, ¿por qué no domesticar a otro menos peligroso y no rival en la lucha por la caza?. Mucho antes de instaurar la ganadería y domesticar animales con fines alimenticios, los perros ya estaban integrados en la vida de los seres humanos, con funciones de ayuda, defensa o compañía.

Los descubrimientos más recientes indican que el perro no es más que una subespecie doméstica del lobo gris. Según la comparación de los mapeos genéticos de ambas especies, hace al menos 14.000 años el hombre consiguió domesticar realmente a ejemplares de lobos; es muy probable que el perro haya sido el primer animal domesticado, siendo usado para ayudar a bandas de hombres en la caza y defender al grupo y su morada. Poco a poco, el hombre los adaptó a sus necesidades, creando diferentes razas para las distintas labores y características ambientales y geográficas.



El hombre se dio cuenta rápidamente de los finos sentidos del olfato y el oído que tenía el perro; su olfato es más potente que del humano (su área olfatoria es 20 veces más gruesa, y en el caso del Pastor Alemán con un volumen 34 veces mayor y con 40 veces más células olfatorias) y su oído es capaz de percibir sonidos muy por debajo y por encima del rango que oyen los humanos. Ventaja ésta que aumenta su utilidad para la caza y las labores de guarda. Su uso como pastor y protector de los rebaños es bastante posterior, yendo pareja a la domesticación y explotación de otros animales. Animal de costumbres sociales, que convive en grupos perfectamente jerarquizados, se adaptó a convivir con los humanos

El inicio de esta relación con los lobos no tuvo que ser fácil, como carnívoro que es, el lobo posee garras, colmillos y un potencial agresivo nada desdeñable, por no hablar de su organización en manadas y su caza en grupo. Aún así, también posee características muy similares a los seres humanos que han hecho posible su convivencia: su inteligencia, su organización social y su apego emocional.

Los cambios en la evolución genética son muy lentos y precisan de muchas generaciones, mientras que los avances en la evolución cultural son mucho más rápidos. La domesticación es el proceso por el cual se reproducen animales y plantas de forma controlada por el hombre, en el que la selección natural juega un papel secundario frente a la selección artificial. Domesticar no es solo criar un animal entre humanos, sino poder reproducirlo en cautividad y poder dominarlo sin que interrumpa en las actividades humanas.



"La diferencia más notable entre estos últimos perros prehistóricos y los perros de raza actuales es el tamaño de los dientes”, comparando el tamaño de los dientes, que se parecen más a los lobos que a los perros actuales. “En su aspecto, el perro del Paleolítico se asemeja a la mayoría de los perros de la raza Husky Siberiano, pero en cuanto a tamaño, sin embargo, son algo más grandes, probablemente comparable a los grandes perros de raza Pastor Alemán “, según Germonpré, un paleontólogo en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales.

Quizás nuestros antepasados intentaron domesticar más especies antes que al lobo, pero no dieron resultado, o no han trascendido hasta la actualidad, porque a la hora de domesticar animales es muy importante el comportamiento social y gregario de los mismos. El lobo, a diferencia del chacal, el zorro y otras especies, posee una marcada conducta social, como los humanos. El gregarismo es básico para su subsistencia como para la nuestra, este es el punto clave por el cual un carnívoro de tales características se hizo amigo del hombre, “el mejor amigo del hombre” como estamos tan acostumbrados a oír.

Los restos de perros domésticos más antiguos conocidos se han encontrado en el cantón suizo de Schaffhausen, de entre 14.100 y 14.600 años, durante el Paleolítico Superior, cuando nuestros ancestros eran cazadores y recolectores. En Zawi Chemi Shanidar, una de las aldeas más antiguas de Irak, los restos de ovejas domésticas han sido datados en 10.500 antes del presente, las cabras (Ali Kosh, Irán) en 9.500 años y el cerdo (Cayönü, Turquía) en 9.000 años. Pero es posible que el proceso de domesticación de los perros salvajes comenzara mucho antes, hace 40.000 años cuando en la época glacial los humanos y los lobos convivían en el mismo hábitat y dichos animales se alimentaban muchas veces con las sobras que dejaban los humanos luego de las cacerías.

La domesticación de los perros fue en la cuna de la civilización, Oriente Próximo. Es la conclusión de un estudio genético publicado por la revista científica Nature, en el que se ha comparado entre más de 900 perros de 85 razas y cerca de 200 ejemplares del animal salvaje más similar al perro, el lobo gris, de todo el globo. Los cánidos domésticos comparten más marcadores genéticos únicos con sus primos aulladores de Oriente Próximo. El profesor Robert Wayne, especialista en biología evolutiva en la Universidad de California y director del estudio, asegura "que es importante porque es el lugar donde la civilización surgió y los perros fueron parte". La región, que incluye Irak, Siria, Líbano y Jordania, "fue donde también los gatos" se acostumbraron al ser humano "y la agricultura se desarrolló primero".

Los egipcios y los habitantes del Asia Occidental fueron los primeros en criar perros, principalmente mastines y galgos. En la época de la Roma imperial ya existían algunas de las razas de perros que se conocen actualmente, teniendo una preferencia especial por los galgos, los cuales se usaban como perros de cacería, mientras que los grandes mastines eran considerados ideales para las peleas y la guerra. Igual que el actual letrero “Cuidado con el perro”, los romanos escribían “Cave canem” que significa lo mismo en latín. Los perros siempre han acompañado al ser humano en su proceso a la civilización; su presencia está probada en todas las culturas del mundo, así en Perú en la etapa preincaica, los mochicas los usaban como ayuda de caza y también como mascotas en casa.

Perro, el mejor amigo del hombre

Los perros han heredado los ojos, el olfato y las orejas de su antepasado el lobo. Estos sentidos han evolucionado junto a la nueva especie y se han adaptado en las distintas razas caninas gracias a los “cruces” o a la “selección artificial”. Como ejemplo está el caso de los galgos, que a través del tiempo han logrado desarrollar una vista mejor aún que la de los lobos. Un cambio que ha ocurrido en casi todos los perros domésticos, es que los ojos de los canes miran principalmente hacia adelante más que hacia los lados, mientras que en los lobos es lo contrario.

El ojo de los perros tiene menos conos que el de los humanos (unas diez veces menos), pero en cambio tienen mayor cantidad de células tipo bastones. Eso hace que puedan manejarse mejor que nosotros en la oscuridad, y que a plena luz del día las cosas las perciban con menos colores. ¿En qué medida difiere la visión cromática con la de las personas? Basta saber que las células cono de los humanos son de tres tipos (rojo, verde, azul), mientras que los perros disponen de 2, motivo por el cual les es imposible distinguir rojos y verdes.





La gran cantidad de razas de perros existentes en la actualidad han derivado de los gustos de los humanos por conseguir ciertas características, como el tamaño, la mansedumbre, la fiereza o el cuidado de animales como el perro pastor.



Un cambio que se produjo en el perro con respecto al lobo fue el del ladrido. El lobo raramente ladra. El ladrido es una forma de comunicación de los perros que surgió al domesticarse. El ladrido también fue un cambio, una mezcla de sonidos adultos y juveniles. Según Coppinger y Feinstein, a medida que los perros dóciles criaban, pasaban la mayoría de los genes de mansedumbre a las siguientes generaciones, además de otras características juveniles.

jueves, 5 de agosto de 2010

Las profecias de Ray Kurzweil...


¿Nos relacionaremos algún día con robots y ordenadores al igual que con humanos? Muchos tecnólgos piensan que sí, aunque pronostican que todavía faltan muchos años –o siglos- para que ese día llegue. Pero Raymond Kurzweil, uno de los tecnólogos y especialistas en inteligencia artificial más reconocidos del mundo, está convencido de que no habrá distinción entre máquinas y humanos dentro de pocos años.

Kurzweil, autor de los libros “La era de las máquinas inteligentes” y “The Singularity is Near” suele generar controversias, pero tiene créditos que lo avalan: Por ejemplo fue seleccionado como uno de los 18 pensadores más influyentes elegido por la US National Academy of Engineering para identificar los retos tecnológicos más grandes de la humanidad en el siglo XXI, y es uno de los cinco miembros del Army Science Advisory Group que aconseja al ejército estadounidense sobre prioridades de investigación científica. Predijo con varios años de anticipación el surgimiento y masificación de Internet y la victoria en ajedrez de un ordenador a un campeón mundial.



En el momento de la publicación de La Era de las Máquinas Inteligentes (1990) había sólo 2,6 millones de usuarios de Internet en el mundo, y esta tecnología no era en ese momento demasiado estable, ni fácil de usar, además de bastante escasa de contenido. También estableció que la explosión de Internet no sólo se daría en el número de usuarios, sino en su propio contenido, permitiendo a los usuarios acceso a redes bibliotecarias internacionales, bases de datos y servicios de información. Más aún, Kurzweil predijo correctamente que el uso principal de Internet se daría a través de sistemas inalámbricos.

Kurzweil también predijo acertadamente que la mayoría de los documentos existirían únicamente en ordenadores e Internet hacia el final de los 90 y que estos documentos incluirían, con frecuencia, animaciones, sonidos y vídeos incrustados que harían imposible su impresión en papel.

Kurzweil considera que estamos en una fase de crecimiento exponencial en la que confluyen la informática, la biotecnología, la física cuántica, la nanotecnología...

Kurzweil le explica en el siguiente vídeo a Eduard Punset por qué piensa que, en un plazo menor de 40 años, la humanidad trascenderá la biología para fusionarse con la tecnología.




Veamos en que consisten sus profecías:


2009
Un ordenador doméstico realiza un billón de cálculos por segundo. Prácticamente, no se utilizan cables, pese a que siguen existiendo teclados. El aspecto de los PC de alta resolución ha variado. Ahora se encuentran en todas partes, pueden estar insertados en la ropa, en joyas, o tener el tamaño de un libro de escaso grosor. Los textos se generan habitualmente utilizando reconocimiento de lenguaje natural. Las transacciones comerciales rutinarias se realizan en su mayor parte entre una personalidad humana y otra virtual. A menudo la personalidad virtual tiene apariencia humana. Los teléfono-traductores son utilizados comúnmente en muchos pares de lenguas. Los tratamientos de bioingeniería contra el cáncer y las enfermedades de corazón han reducido la mortalidad por esas causas.

2019
El ordenador doméstico ha alcanzado la capacidad de computación de un cerebro humano. Ahora los ordenadores son invisibles en su mayor parte. Están en las paredes, en las mesas, sillas, en la ropa y joyas, insertados en el cuerpo. Los dispositivos de Realidad Virtual en tres dimensiones se utilizan habitualmente en la comunicación. La mayor parte de la interacción con las máquinas se produce a través de gestos o diálogo en lenguaje natural. Tratar con computadoras se convierte en una actividad más parecida al trato con un ser humano. Comienza a aplicarse la nanoingeniería (ingenios de una milmillonésima de metro, contexto molecular). Muchas vías rodadas de comunicación tienen instalados sistemas de conducción automática de vehículos. Los cables que conectan las computadoras con su periféricos han desaparecido casi completamente. La mayoría del aprendizaje se hace con profesores simulados, inteligentes y adaptables. En el proceso de aprendizaje, los humanos adultos llenan de papeles a los mentores y ayudantes de clases. Estos asistentes no estan físicamente presentes y ayudan a los estudiantes remotamente. La mayoría de los trabajadores humanos pasan su tiempo aprendiendo nuevas técnicas y adquiriendo nuevos cocimientos. Hay conexión a Internet de alta Velocidad todo el tiempo, sin importar donde uno se encuentra.



2029
Un sistema informático de 1.000 dólares posee la capacidad de computación/cálculo de mil cerebros humanos. Implantes biológicos para los ojos y oídos se utilizan para establecer conexión directa con la red informática mundial. Sin interfaces. De la retina a la Red. Se han perfeccionado redes neuronales de banda ancha para conectarlas directamente al cerebro humano. Se van haciendo disponibles implantes neuronales para mejorar la percepción visual y auditiva, la memoria, el razonamiento y el cálculo humanos. La inmensa mayoría de las comunicaciones no se efectúa entre personas, sino entre una persona y una máquina. Las profesiones más extendidas son las educativas. Una proporción creciente de tiempo de trabajo se dedica a la educación y el aprendizaje. Las necesidades vitales básicas están cubiertas para la gran mayoría de la humanidad. La esperanza de vida continua incrementándose, y ahora está alrededor de los 120 años. Hay un gran progreso en el entendimiento del funcionamiento del cerebro humano. Cientos de regiones con funciones especializadas se han identificado. Algunos de los algoritmos que se crean en estas regiones con descifrados e implementados en computadoras con redes neuronales. Los Sectores de la Economía de agricultura, industria, transporte son prácticamente automáticos con pocos humanos trabajando en ellos. Por todo el mundo la pobreza, guerras y las enfermedades son casi inexistentes gracias a al tecnología. Inteligencia no biológica se combina con patrones de inteligencia humana, con la velocidad, memoria y conocimiento de la inteligencia de las máquinas.

2049
La utilización habitual de alimentos nanoproducidos, con la correcta composición nutricional y el mismo sabor y textura que los alimentos producidos orgánicamente, conduce a una disponibilidad de alimentos que ya no se ve afectada por los limitados recursos naturales, el clima, o el deterioro por oxidación. La Realidad Virtual y la Real se llegan confundir.



2099
El pensamiento humano y la inteligencia artificial se han fundido. Ya no existe distinción entre seres humanos y ordenadores. El cerebro humano es completamente recreado con Ingeniería Inversa. Todos los aspectos de su funcionamiento son entendidos. El pensamiento e inteligencia humana no posee ninguna ventaja sobre las mentes de las computadoras. Muchas entidades conscientes no poseen una presencia física permanente. La mayor parte de la información se transmite utilizando protocolos standard de conocimiento asimilado, esto es, protocolos que hacen que la información sea comprendida instantáneamente. Los idiomas como el inglés y el español aún se utilizan, pero forman parte de un conjunto de tradiciones y folklores a los que se exige respeto y protección por los legisladores. En este contexto, pierden sentido conceptos como esperanza de vida. La mortalidad no es un problema que pueda ser considerado del modo en que se hacía un siglo antes. El concepto de esperanza de vida es irrelevante para los humanos y máquinas, gracias a la inmortalidad médica y computadoras avanzadas.



Para estas profecías Kurzweil toma como fundamento tres leyes:

Ley del Tiempo y el Caos: en un proceso, el intervalo de tiempo entre fenómenos se expande o contrae proporcionalmente a la cantidad de caos existente. Esto quiere decir que los eventos relevantes crecen a medida que aumenta el orden, o en al contrario, disminuyen a medida que aumenta el caos.

Ley del Incremento de Caos: mientras que el caos aumenta exponencialmente, el Tiempo se ralentiza exponencialmente. Esto es, el intervalo temporal entre fenómenos es cada vez más amplio..

Ley de los Retornos Acelerados: a medida que el orden se incrementa exponencialmente, el tiempo se acelera exponencialmente. Es decir, el intervalo entre fenómenos se acorta a medida que el tiempo transcurre.La ley de Moore que dice que la capacidad de procesamiento de las computadoras alcanza el doble de su capacidad cada dos años sería un ejemplo más de esta tendencia.



Fuente

¿Qué es la sensación térmica?

La sensación térmica es una variable sufrida por muchos y comprendida por pocos. ¿Qué es la sensación térmica y cómo se calcula?

Pues bien, lo primero que hay que mencionar es que la temperatura del aire exterior es pocas veces un indicador seguro y de confianza para determinar el frío que una persona puede sentir, si está expuesto al aire libre. Existen otros parámetros meteorológicos que influyen como son la velocidad del viento, la radiación y la humedad relativa, por lo que se hizo necesaria otro tipo de medición, la sensación térmica. Por lo tanto, podemos hacer una primera definición de sensación térmica como el grado de incomodidad que un ser humano siente, como resultado de la combinación de la temperatura y el viento en invierno y de la temperatura, la humedad y el viento en verano.



Los dos factores que nos hacen "sentir frío" son la diferencia térmica entre la piel y el medio ambiente y la velocidad del viento.

La razón de por qué el viento nos hace sentir frío es muy simple ya que, cuanto más rápido se mueve el viento, más calor atrae, por lo que si tu piel se encuentra expuesta, el cuerpo se enfría mucho antes que si no estuviera en contacto.

Por poner un ejemplo muy simple, imaginaros que os encontráis varias personas en una casa en pleno verano y no hay quien pare dentro, hace un calor infernal. Uno de vosotros decide encender un ventilador que apunta directamente a su cara. ¿Qué ocurre? En principio, la temperatura no ha variado, todos seguís sudando pero el listillo del ventilador tiene una "sensación térmica" mucho más placentera, ya que el aire del ventilador al rozar su cuerpo atrae el calor de la piel y se siente más cómodo y fresco. En cuanto algún gracioso lo apague, su sensación de calor será la misma que el resto de la gente.

En verano, cuando la humedad es elevada, el valor de la sensación térmica excede al de la temperatura del aire. En este caso, la sensación térmica cuantifica la dificultad que el organismo encuentra para disipar el calor producido por le metabolismo interno y la incomodidad asociada con una humedad excesiva.

Como el cuerpo humano reacciona de maneras distintas ante el frío y el calor, se efectúan cálculos diferentes en invierno y en verano para medir la sensación térmica. Durante el invierno, se aplica una tabla en donde se considera la influencia de la temperatura ambiente en combinación con la velocidad del viento, ya que la presencia de vientos intensos acelera el enfriamiento de la piel. La sensación térmica invernal se conoce en inglés como windchill y la tabla de valores correspondientes, expresada en grados centí­grados, se muestra a continuación



Por otra parte, durante el verano, el factor con mayor incidencia sobre la sensación térmica es la humedad, ya que ésta afecta directamente a la capacidad de generación de sudor de la piel. En consecuencia, a mayor humedad, mayor es la sensación térmica, ya que nuestro cuerpo no puede enfriarse de manera tan eficiente en esas circunstancias y entonces sufrimos el calor con mayor intensidad. La tabla de valores que se aplica para la sensación térmica en el verano se conoce en inglés como heat index y se muestra a continuación



Tal como se aprecia claramente en el gráfico ampliado, el incremento de la humedad aumenta drásticamente la sensación térmica, lo que nos hace sentir que la temperatura parezca mucho más alta de lo que indica el termómetro.

En días calurosos, el viento también ejerce su influencia refrescante sobre la sensación térmica al remover la capa de aire que rodea nuestra piel, disminuyendo la sensación de calor siempre y cuando las temperaturas reinantes no sean mayores que la temperatura de la piel (32 grados centí­grados). Así que el valor obtenido en la tabla anterior se ajusta de acuerdo a la velocidad del viento, según lo que indica la siguiente tabla.



De acuerdo a los datos que observamos en los gráficos, en las regiones de climas húmedos la sensación térmica resulta mucho más apropiada para indicar el grado de calor presente en la zona, en vez de mencionar sólo a la temperatura ambiente, confirmando de forma indiscutible la sabidurí a de nuestros mayores: “lo que mata es la humedad”.

Fuente

martes, 3 de agosto de 2010

¿Aquí quién manda?, ¿cómo elegimos a nuestros líderes?

Sin seguidores no hay líderes. Y sin líderes las sociedades se hubieran hundido en conflictos insolubles. ¿Cómo elegimos ahora a nuestros líderes? ¿Cómo lo hacíamos antes?

En dos millones y medio de años no hemos mejorado en la manera de escoger a nuestros líderes. Son necesarios, como lo son los seguidores, para llevar una sociedad adelante sin que se disgregue por los conflictos. Eduardo Punset debate sobre los criterios evolutivos en la elección de un buen líder con el psicólogo social Mark van Vugt, investigador de la Universidad de Kent.




Fuente

lunes, 2 de agosto de 2010

Tener más ingresos económicos que los demás es lo que nos importa

Muchas novelas y tratados se han escrito acerca del dinero, sobre su capacidad de corrupción de las personas y, sobre todo, de la clase política. Se nos ha repetido hasta la saciedad que el dinero da la felicidad cuando se es muy pobre, pero si se tiene lo suficiente para vivir ya no lo hace. También sabemos que en el primer mundo vivimos mejor y con mejor salud que Felipe II con todo su imperio. Entonces, ¿por qué perseguimos todos el vil metal?, ¿por qué deseamos un automóvil más potente y caro, pese a que nuestro utilitario nos lleva igualmente y puede también superar la velocidad máxima legal?



Este asunto nos deja un interrogante que da para un estudio científico. Algo así debieron de pensar Christopher Boyce y sus colegas, de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, cuando planearon encontrar una respuesta a esta pregunta desde el campo de la psicología. Se centraron en los ingresos, sobre todo el sueldo, de las personas en relación con su percepción de su satisfacción vital, de ser felices o no. Boyce y su equipo no entendían porque los habitantes del primer mundo no son ahora mucho más felices que hace cuarenta años si en ese periodo el crecimiento económico ha proporcionado un incremento sustancial de sus ingresos en promedio. Por ello se basaron en el sueldo, fácil de conocer y cuantificar. Trabajaron con los datos de 12000 británicos adultos, desde 1997 a 2004, de los que conocían sus ingresos y su grado de satisfacción vital.

Según ellos el dinero hace más feliz sólo si mejora el rango social. Además, encontraron que simplemente estar bien pagado no es suficiente. Para proporcionar más felicidad la gente debe percibir que está mejor pagada que los amigos y colegas de trabajo. El dinero sólo hace a la gente más feliz si mejora su estatus social. Para sentirse más a gusto no basta con ganar más dinero que otros, sino que la propia persona debe percibir que está mejor pagada que sus amigos o compañeros de trabajo.

Los investigadores estuvieron buscando explicar por qué la gente de las naciones ricas no son más felices en promedio ahora que hace 40 años, pese a que durante este tiempo .

Chris Boyce, de la Universidad de Warwick, dice lo siguiente: “Nuestro estudio encontró que el rango social de los ingresos del individuo predice muy bien la satisfacción general en la vida, mientras que el monto real de esos ingresos y el promedio de ingresos de los demás aparentemente no tienen ningún efecto. Ganar un millón de libras al año no parece ser suficiente para hacerte feliz si los amigos que conoces ganan dos millones de libras al año.”

El estudio titulado “Money and Happiness: Rank of Income, Not Income, Affects Life Satisfaction” aparece en Psychological Science. Para poder realizarlo los investigadores analizaron datos sobre los ingresos económicos y la satisfacción vital obtenidos con la encuesta British Household Panel Survey (BHPS) durante 7 años, que es una muestra representación longitudinal de familias británicas.

Aunque primero examinaron cómo estaba relacionada la satisfacción en la vida con el dinero que ganaba cada persona, encontraron, sin embargo, que la satisfacción se relacionaba más fuertemente con el rango de los ingresos del individuo si se comparaba con la gente del mismo género, edad, nivel de estudios y del mismo área geográfica. Y esto se da en todas las regiones de donde proceden los 12000 británicos que estamos estudiando, y no influye el sexo, la edad o el nivel de educación.

El resultado explicaría por qué hacer ricos a todos los miembros de una sociedad no necesariamente aumenta la felicidad general, porque solamente tener más ingresos que los demás es lo que realmente importa.

Sin duda el estudio dice mucho sobre la naturaleza humana (y no necesariamente positivo), aunque ya sospechábamos que algo así tenía que haber.

Fuente